Nos pertrechamos debidamente para la caminata.
Algunos disimulaban en la parada por si pasaba un bus y les adelantaba unos kilómetros
Pero no tuvieron suerte y les tocó caminar como a todos.
Tras unos pocos metros por carretera ganamos el pueblo de Porciles donde llamaba la atención el colorido bar-tienda de José Manuel Boto.
Como estaba cerrado, continuamos ruta y tras una corta bajada donde ya vimos que iba a ser un día húmedo y embarrado
Atravesamos el río Porciles por uno de los muchos bonitos puentes que íbamos a ver a lo largo de la jornada
Y claro, después de bajar hay que subir.
Pero los que buscábamos las escaleras mecánicas nos tuvimos que conformar con las escaleras... sin motor ni ná
Así, en poco tiempo, ganamos el Alto Lavadoira (806 m)
Donde comienza el Concejo de Allande
Y no tienen miedo al frío
Y vuelta a bajar (Estu ye Asturies, nenu!) disfrutando del Paraiso Natural
A lo lejos, traídas por el fuerte viento reinante, las nubes cubrían las cumbres y no barruntaban nada bueno.
Pasamos por Ferroy, donde nos podíamos haber motorizado a la última
Pero como seguíamos cuesta abajo, lo hicimos a patita, que para eso somos peregrinos
Así llegamos a cruzar el arroyo Mouras
Y tras unos pocos metros de carretera ganamos Pola de Allande (544 m y punto mas bajo de la etapa). Preside la entrada al pueblo la escudada y colonial casa de Charito
Bueno, por si falto al respeto a alguien, Villa Rosario
Parece que aquí, y con especial preocupación, el grupo observaba el perfil de lo que nos quedaba
Y para prepararnos nos tomamos un tentenpié. Los inteligentes se avituallaron... yo no. Queda claro, no?
Hasta este, que no viene a cuento, comió algoEnfrente el comercio que (pudo haber sido) fundó un antepasado mio
Y al lado un bonito y clásico café que estaba cerrado. ¡Qué pena!
Nada mas salir de Pola la cosa se ponía pa'rriba con el Puerto del Palo allá a lo lejos
Los 7,9 km de ascensión que teníamos por delante (Según la guía Consumer del Camino y a pesar de las cuentas que había hecho Cesar) y los nubarrones que teníamos al frente nos hacían barruntar que mas que un Palo iba a ser
Tras un tramo de carretera nos adentramos en el valle del río Nisón. Río este que nos acompañaría toda la ascensión hasta casi coronar el puerto del Palo.
Aquí descubrimos una de las travesías mas bonitas que hemos visto en mucho tiempo (y hemos visto muchas y muy bonitas)
A medida que ascendíamos
El valle se iba cerrando, introduciéndonos en un robledal
Cubierto de musgo
Y liquen para dar al bosque (junto con la niebla) un tono un tanto fantasamal
Por cierto, me dice mi amigo Fer, ambientólogo para mas señas, que la presencia de esto líquenes es indicador de la buena salud del entorno.
El agua estaba presente por doquier y eran muchos los regatos, regueros y afluentes que confluían con el río Nisón dejando estampas bonitas
Y complicando el tránsito de peregrinos y caminantes
Bueno, de todos no. A los superhéroes como que les daba lo mismo que el agua saltara o que cubriera el camino
En esta zona, el que suscribe, se entretuvo un tiempo en retratar las aguas de forma que pareciera seda, a pulso y sin caros equipos que algún presunto iniciado a la fotografía cree imprescindible
Tras un buen tramo deleitándonos con la belleza del bosque y sorteando las aguas que lo surcaban
Y cuando ya habíamos ganado un buen puñado de metros de altitud, el valle se fue abriendo, los robles desaparecieron y en su lugar vimos monte raso y pinos
Y fue aquí donde empecé a sufrir los efectos de la pájara. ¿Recordáis que los inteligentes habían comido y yo no? Pues eso.
La larga subida (se me hizo muy laaaaaaaaaaaarga) y la falta de nutrientes me hicieron pasar un mal rato.
Pero claro, según el postulado de Tylczak sobre probabilidad "los sucesos fortuitos tienden a suceder todos juntos".
Y llegó la niebla
Pero claro, si recordamos la primera ley de Chisholm, en su segunda cita dice: "cuando parece que nada puede ir peor, empeora"
Y carajo! Vaya si empeoró. Cuando coronamos el puerto (1146 m) un viento de mil demonios nos sacudía golpeándonos en la cara con todos los modos de humedad relatados antes y con alguno mas que desconocía...
Sin posibilidad de deleitarnos con el paisaje, fríos y empapados y con las escasas fuerzas que nos quedaban dedicadas en exclusiva a mantener la verticalidad ante el ventarrón, iniciamos urgentemente el descenso buscando en las cotas mas bajas refugio al viento.
Bajando metros y ganando el mencionado refugio llegamos a Montefurado (900 m), donde está la Capilla de Santiago, perteneciente a un antiguo hospital de peregrinos
Aquí, nos reagrupamos unos cuantos, comimos algo y retomamos el descenso. Como quiera que el agua y el viento nos dieron algún minuto de tregua, la marcha se hacía un poco mas cómoda.
Así llegamos a Lago (885 m), a cuya entrada está la Iglesia de Santa María del S XVIII escoltada por un imponente tejo milenario.
La buena noticia fue que este pueblo si tiene bar. Allí nos reagrupamos casi todos, comimos, bebimos y fuimos poco a poco recuperando el ser. Solo los seis mas intrépidos y valientes del grupo habían salida ya en dirección a Berrucedo (900 m), fin de la etapa.
Los que estábamos allí decidimos por unanimidad llamar al bueno de Marcos para que nos recogiera allí, dando por finalizada así la jornada.
No se cuantos lectores habréis llegado hasta aquí leyendo (Vaya tocho!), pero a todos vosotros
BUEN CAMINO!!!