Empezamos en Salas sellando la salida de la etapa
donde algunos aprovecharon para comerse un bocata en Casa Pacita, Santiaguera ella y con los símbolos del Camino en el toldo
Una vez dispuesto el material
a caminar, que pa eso estamos, con un solecito muy rico que deslumbraba a Oly pero que hizo las delicias de todos los peregrinos. (Ni nombrar quiero el agüita del año pasado)
Una buena vecina nos indicó cómo salir del pueblo ¿Se agenciaría Pacita las flechas amarillas para su bar?
Y antes incluso de salir del pueblo, la manifestación de la eterna primavera asturiana
El camino fue, en su mayor parte, bonito a rabiar.
Cruzamos bosques viendo hayas, castaños, avellanos, algún quercus y un sinfín de especies mas que este humilde escribano no supo identificar. Todo ello, claro, salpicado con los verdes praus
Prados estos donde se fabrican las chuletas
Y alguna huerta donde va algún estudiante a por las notas
Y setas. En octubre setas, como Dios manda
Que por cierto, no se pueden llevar en bolsas... pero a falta de medios, no las íbamos a dejar allí
Cruzamos un par de puentes construidos entre los siglos XVII y XVIII : el de Borra,
y el puente del Carcabón
Y vimos otros, de reciente construcción, pero aquí pasamos por debajo
Tuvimos algún tramo de carretera y de pista al lado de la carretera
Pero tramos cortos que nos devolvían pronto a los bosques
Pasamos por Bodenaya justo a la hora de misa
Y claro, después de misa, es la hora del vino (que no lo perdonamos!)
Y aunque era domingo, algunos se afanaban en sus tareas (que poca envidia nos dio!)
Hubo quién nos miraba con curiosidad. Quizás su tarea fuese la de vigilar
Y otras no debían tener tareas y también nos miraban con curiosidad
Al paso por la Ermita del Cristo de los Afligidos, del siglo XV
Algunos no pudieron evitar el pecado
Pecado venial, se supone, pero siempre hay que llevar algo pa casa (Yo confieso...)
Por cierto, mostraba la ermita en su fachada un bonito reloj de sol
Ya en Tineo vimos otro mas peregrino
con sus complejas instrucciones
Y para finalizar la jornada, junto a la Ermita de san Roque, fundada en el siglo XIII y remodelada en el XVI
Donde habita Roque con su perro
Al lado de la Ermita digo, dimos por concluida la etapa y nos dispusimos a recuperar fuerzas, como siempre, con buen yantar y algo de beber
Quizás fuera por lo bonito de la etapa, o tal vez por el solecito que nos acompañó, o por el pedazo empanada que se iba a trasegar, lo cierto fue que hubo quien no pudo reprimir los aplausos en aquel momento.
Y de allí al bus
Y en el bus a León
Y siempre, esperemos, por el
BUEN CAMINO!!!
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