¿Y qué se puede decir?
Otra vez hemos tenido que posponer la etapa (¿innombrable?) de Poladura-Pajares.
Otra vez nieve.
Otra vez nieve.
Y además, haciendo la siguiente del Camino Primitivo, nos mojamos otra vez... como siempre.
Agüita que caía del cielo
Y agüita que estaba en el suelo
Agüita que caía del cielo
Y agüita que estaba en el suelo
Y algo de todo esto me recuerda al síndrome de Estocolmo, donde el secuestrado acaba cogiendo cariño al secuestrador.
No creo que estemos cogiendo demasiado cariño a la lluvia y al barro, pero al menos, a pesar de las inclemencias, disfrutamos del Camino, somos felices peregrinando.
Y sonreímos aún bajo la lluvia
E incluso damos saltos de alegría
Este amigo ni sonreía ni saltaba, pero aceptó de buen grado un puñado de hierva de mi mano. A ver si me acuerdo de meter unos azucarillos en la mochila
Este otro no podía sonreír. Apretaba los dientes mientras intentaba sumarse al grupo
Otra amiga que tampoco sonreía. Parecía centrada en sus oraciones
Aquí me pareció ver un esbozo de sonrisa mientras planeaba su próxima campaña electoral
Quizás con concejales como él veamos la salida del túnel
o los famosos brotes verdes
La vaca tampoco sonreía... Si lo hacían los que cuando la miran solo ven chuletones
El árbol tampoco sonreía... es evidente
y estos clamaban contra la competencia desleal
Y aquí sonreían todos menos Tobi. Sin la verja hubiera sido al revés
Y...
¿Eh? ¡Ah! ¡Que tenía que contar cómo fue la etapa!
Pues la etapa fue bien. Si a pesar del agua, de las cuestas (pa'rriba y pa'bajo) y del calvorota que andaba diciendo en el bus que la etapa era llana y el día seco... Si a pesar de todo esto, digo, caminábamos sonriendo, es porque la etapa fue bien.
Y la etapa fue bien porque la hizo un grupo fantástico de personas reconvertidas a peregrinos capaces de afrontar (y vencer) las dificultades tal cual vengan.
Un grupo que sigue siendo homogéneo (tú también, Rubén) y sube y baja, con capa o en manga corta, con gripe y con mocazos, con dolores de pies y con uñas negras, pero que siempre camina hacia Santiago con las ganas y el entusiasmo inmaculados.
Y así debe de ser.
De esta manera, al acabar cada etapa, aún cansados, doloridos y mojados, se nos llena el espíritu de la satisfacción del deber cumplido.
Y llegan los besos
y los abrazos
Incluso, los brindis con buenas (o no tanto) bebidas espirituosas
Claro, luego nos dormimos y viene el pesao del calvorota y nos la prepara
Algún día se llevará lo suyo... el calvo, digo.
Y para acabar, una noticia.
Cierto grupo musical, Efecto Pasillo para más señas, nos ha dedicado una canción...
Bueno, seré legal y sincero, no nos la han dedicado, pero yo a vosotros si. Si no toda la letra, si algunas frases. Estad atentos a ellas y ya sabréis de cual se trata
Difrútenla y, por favor, sean felices.
Nos vemos en la próxima e innombrable etapa. Mientras y durante
Pos scriptum: algún día me gustaría hablar algo de los seres mitológicos (no hay mucha diferencia entre los asturianos y los leoneses), pero antes he de estudiar al "xanino" que encontré el domingo en una charca.
Llama poderosamente la atención que en vez de mostrar el aspecto dorado de las "xanas", muestra un fosforito como muy discotequero
Y sonreímos aún bajo la lluvia
E incluso damos saltos de alegría
Este amigo ni sonreía ni saltaba, pero aceptó de buen grado un puñado de hierva de mi mano. A ver si me acuerdo de meter unos azucarillos en la mochila
Este otro no podía sonreír. Apretaba los dientes mientras intentaba sumarse al grupo
Otra amiga que tampoco sonreía. Parecía centrada en sus oraciones
Aquí me pareció ver un esbozo de sonrisa mientras planeaba su próxima campaña electoral
Quizás con concejales como él veamos la salida del túnel
o los famosos brotes verdes
La vaca tampoco sonreía... Si lo hacían los que cuando la miran solo ven chuletones
El árbol tampoco sonreía... es evidente
y estos clamaban contra la competencia desleal
Y aquí sonreían todos menos Tobi. Sin la verja hubiera sido al revés
Y...
¿Eh? ¡Ah! ¡Que tenía que contar cómo fue la etapa!
Pues la etapa fue bien. Si a pesar del agua, de las cuestas (pa'rriba y pa'bajo) y del calvorota que andaba diciendo en el bus que la etapa era llana y el día seco... Si a pesar de todo esto, digo, caminábamos sonriendo, es porque la etapa fue bien.
Y la etapa fue bien porque la hizo un grupo fantástico de personas reconvertidas a peregrinos capaces de afrontar (y vencer) las dificultades tal cual vengan.
Un grupo que sigue siendo homogéneo (tú también, Rubén) y sube y baja, con capa o en manga corta, con gripe y con mocazos, con dolores de pies y con uñas negras, pero que siempre camina hacia Santiago con las ganas y el entusiasmo inmaculados.
Y así debe de ser.
De esta manera, al acabar cada etapa, aún cansados, doloridos y mojados, se nos llena el espíritu de la satisfacción del deber cumplido.
Y llegan los besos
y los abrazos
Incluso, los brindis con buenas (o no tanto) bebidas espirituosas
Claro, luego nos dormimos y viene el pesao del calvorota y nos la prepara
Algún día se llevará lo suyo... el calvo, digo.
Y para acabar, una noticia.
Cierto grupo musical, Efecto Pasillo para más señas, nos ha dedicado una canción...
Bueno, seré legal y sincero, no nos la han dedicado, pero yo a vosotros si. Si no toda la letra, si algunas frases. Estad atentos a ellas y ya sabréis de cual se trata
Difrútenla y, por favor, sean felices.
Nos vemos en la próxima e innombrable etapa. Mientras y durante
BUEN CAMINO!!!
Pos scriptum: algún día me gustaría hablar algo de los seres mitológicos (no hay mucha diferencia entre los asturianos y los leoneses), pero antes he de estudiar al "xanino" que encontré el domingo en una charca.
Llama poderosamente la atención que en vez de mostrar el aspecto dorado de las "xanas", muestra un fosforito como muy discotequero