La Robla. Segunda etapa del Camino del Salvador. ¿Cómo empezamos?
Efectivamente, con paraguas y chubasqueros. Habíamos tenido una buena primera etapa, pero la segunda ya la hicimos lloviendo.
Desde aquel día hasta hoy ¿cuántos kilómetros hemos caminado bajo este fiel y no deseado meteoro a lo largo de los Caminos del Salvador y Primitivo?
Y sentencian los viejos del lugar: quien mal empieza mal acaba.
¿Cómo íbamos a acabar pues?
Pues como tantas veces: mojaditos, caladitos, hartitos de tanta aguita... Eso sí, mas felices que un perro con dos colas.
Iniciamos la penúltima jornada pertrechándonos con nuestros coloridos aparejos. Cada uno dónde y como podía.
Y caminamos desde Calle hacia el oeste, siguiendo las flechas amarillas, en busca de nuestro anhelado Santiago
Por el Camino, además de agua, había gallinas y setas...
Si... que con las capuchas y paraguas no podíamos deleitarnos con los frondosos bosques de carballos y eucaliptos
Asi continuamos hasta Pedrouzo
Donde nos arrimamos un buen bocata y unos tercios de Estrella Galicia, que aún sin calor entran que da gusto... a ver si ingresamos algo por la publi.
Para seguir caminando en un sorprendente paisaje
Guiados por unas sorprendentes (y bonitas) flechas amarillas
La belleza de algunos bosques
Contrasta con el paso entre las balizas del aeropuerto
Y caía ya la noche
Cuando tomamos la enorme recta que nos sube hasta San Marcos.
Llegamos al Monte do Gozo ya sin luz y desde allí nos bajaron a la Casa de Espiritualidad
Donde cenamos en su acogedor refectorio
Y descansamos en sus lujosas celdas monacales
A la mañana siguiente, 9 de noviembre, festividad de Nuestra Señora de la Almudena así como de San Agripino de Nápoles y Santa Eustolia de Constantinopla, retornamos al Monte do Gozo
Para iniciar la última jornada peregrina
Que nos llevaba a Santiago de Compostela.
Y bajando por estas oscuras escaleras
Llenos de alegría y emoción
Nos plantamos en la Plaza del Obradoiro, junto a las instalaciones de la NASA.
Perdón, es la Catedral con su curioso envoltorio obreril. Merecerá la pena verla así, pues luego la veremos limpia y radiante, pero podían haber escogido otro color mas adecuado al entorno, que ese azulón le queda como a un Cristo dos pistolas.
Una vez celebrado, besado y fotografiado de lante de la NAS... perdón, de la Catedral
Nos fuimos corriendo a la Oficina del Peregrino a "celebrar" la larga cola
Eso si, amenizada con la vendimia
Que siempre hay que sufrir para recoger la ansiada compostelana.
Después, como es de obligado cumplimiento, nos fuimos a la Misa del Peregrino a celebrar en la siempre abarrotada Catedral.
Si conmovedora es la entrada en la plaza del Obradoiro, es en el interior de la Catedral donde se suceden en cadena la serie de emociones que culmina y completa el Camino.
Abrazo al Santo, unos segundos en los que intentamos transmitir al Apóstol nuestros sentimientos y nuestros ruegos. Luego, en la cripta, nos postramos ante sus reliquias.
En la Celebración nos sorprende Miguel, alma mater de todas nuestras andanzas, con su participación en la Eucaristía leyendo las Sagradas Escrituras.
Y de los Tiraboleiros que aparecen con sus carbones encendidos.
Pasada la comunión, el sacerdote añade el incienso a los carbones
El órgano y el coro hacen llegar sus notas,como el humo del incienso, a todos los rincones de la Santa Nave
Y es entonces cuando empieza el vertiginoso vuelo que a muchos nos hace llorar
Así finalizaban las obligaciones espirituales de la llegada a Santiago. Solo quedaban pues las materiales, como son la compra de algún recuerdo y regalos para los allegados y, no olvidemos que estamos en Galicia, el final feliz de una buena mesa con buenas viandas
Regadas con buenos caldos
Finalizaba así la última jornada peregrina de los Caminos del Salvador y Primitivo. Había merecido la pena.
De entre las emociones del día no podía desenredar un pensamiento que tenía siempre presente. Era el recuerdo de las personas del "Primer Camino", aquel magnífico grupo con el que completé el Camino Francés dos años atrás. Les eché de menos y doy fe de que estuvieron con nosotros en las celebraciones.
A la hora de irnos, cuando hacíamos la última foto junto a la Catedral
El sol, ese gran ausente en nuestras andanzas y caminares, volvía a mostrarse haciéndonos un irisado guiño
Con él nos querría dar ánimo para embarcarnos en mas aventuras prometiéndonos su luz y su calor en nuestras correrías.
Seguro que pronto volveremos a caminar por alguna senda y reclamaremos su promesa.
Ya en el autobús, de vuelta a casa, hubo regalos
Doy fe de que tan agradecidos como innecesarios eran, pero servirán para no olvidar tantas jornadas juntos sufriendo pero disfrutando, del Camino y de los Amigos.
Gracias a todos y cada uno de los que habéis CAMINADO en el grupo, precisamente por eso, por ser GRUPO.
Tened todos, siempre
BUEN CAMINO!!!